Ser pirata está muy bien, hasta que te cansas de tanto viaje.

Azeroth es un mundo muy grande y son muchas las personas con sueños dispares y diversos: desde ser un héroe, hasta un ladrón de alcantarilla, pasando por un excavador de reliquias o ser un pirata. Sí, lo habéis leído bien, mucha gente decide libremente ser pirata. 

A primera vista parece algo muy emocionante: viajar en grandes barcos, atravesar mares y océanos en busca de aventuras, beber grog, saquear aldeas y llevarse tesoros a recónditas islas. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, y un pirata puede cansarse de serlo, al menos, durante un día. 

Esto le ha pasado a Phil Aguasdulces, pirata profesional al servicio de la Capitana Aterradora Demeza:

 

Entiéndeme, ser pirata está genial, pero necesito desconectar de tanto «yarrr» y tanto ron, que tampoco es tan bueno tomárselo cada día. Así que, cada año, cuando se celebra el «Día del Piarata», aprovecho para escaparme a Ventormenta, que está a un vuelo de hipogrifo de Bahía del Botín, y paso el día tranquilo. Visito la Catedral, leo algún libro, compro algunas camisas y pantalones (se van desgastando rápìdamente en alta mar) y cosas así. Un día normal, vaya.

 

Recuerda, Adalid, sé un pirata feliz, pero no mucho.