
Nada más llegar a Korthia y después de hacer algunas gestiones de vital importancia, conocemos aun joven Roh-Suir que se le ve un poco verde en esto de las reliquias antiguas de Korthia. El becario en cuestión (aunque el jodio era un erudito) nos pide que busquemos a su mentora, la archivista Roh-Senara.
El tema es que luego nos piden que recuperemos unos fragmentos de un bastón que hace unas movidas muy raras con las reliquias, pero como somos unos McGyver del WoW, nos las apañamos y conseguimos los fragmentos para recuperar el bastón.
Lo que no nos había contado la buena de Roh-Senara es que para arreglar el bastón tenían que “fusionarse” varios espíritus archivistas antiguos y el suyo propio, desapareciendo en el proceso y por tanto dejando al bueno de Roh-Suir con el percal de ser el último Archivista de Korthia.
El pobre sin comerlo ni beberlo se ha quedado al mando de una organización que está en el punto de mira del Carcelero y nos tiene que ayudar a encontrar todas las reliquias y catalogarlas antes de que los agentes del carcelero lo hagan. Vamos que se han pirado y le han dejado todo el marrón a él y por extensión al adalid, claro.

Mira, yo solo vine a Korthia de Eramus. Cuando llegué, este pedazo de tierra se alejó de las fauces por que había mucha movida tóxica y eso. Ahora, el carcelero nos ha atraído de nuevo y encima está todo patas arriba. Si lo se no vengo, con lo bien que estaba en Oribos “con aire sonriente”. — Archivista Roh Suir

Veterano de la segunda guerra en la que fue herido.
Ahora sobrevive como clicker.