Durante los acontecimientos previos a Battle for Azeroth, vimos por última vez a Khadgar. El Guardián de Azeroth decidió que no quería saber nada más de la Alianza, ni de la Horda y dejó bien claro que estaba muy cansado de todas las idas y venidas de ambas facciones. Harto de luchar por causas perdidas y puesto que nunca logró que ambas facciones sellasen la paz, el archimago decidió desaparecer del mapa. Muchos jugadores lo celebraron, estaban ya hasta el moño de farmear objetos inútiles, como cristales de variada naturaleza, y otras misiones consideradas «menores». Pero, también existen jugadores que sí echan de menos al carismático mago, y que quieren volver a verlo más temprano que tarde. Una cosa está clara: de una forma u otra, extrañamos a Khadgar.
Pues bien: Khadgar ha vuelto. Se fue un tiempo, es cierto, pero está mucho más cerca de nosotros de lo que nos pensamos. El Pergamino ha realizado una importante investigación para traeros esta primicia y es que Khadgar es, en realidad, Venari. ¿Cómo os quedáis? Con el culo torcido, normal. Nadie lo había pensado, pero si estudiamos a ambos personajes, vemos varios paralelismos entre ellos:

– aparecen en escena para ayudar al adalid, sin importar su facción
– nos piden farmear objetos inútiles, en grandes cantidades
– debemos hacer misiones «menores» para ganarnos su favor
– tienen un sentido del humor «peculiar»

Hablamos en exclusiva con Khadgar:

Cuando desaparecí del mapa, estaba muy desanimado. Tanto esfuerzo invertido, tantas pérdidas por el camino, y las facciones seguían erre que erre con sus batallitas. No pude soportarlo y me marché. Estuve una temporada en la torre de Karazhan, pensando en todo lo sucedido, y pasé muchas horas leyendo viejos libros. Un día me encontré con unas páginas muy curiosas que hablaban de Korthia, un lugar más allá de Azeroth, más allá de todo lo conocido y supe cómo viajar allí. Una vez llegué, vi la luz y descubrí la forma de regresar cerca de los adalides, para ayudarlos otra vez. Gracias a un hechizo de metamorfosis muy complejo, logré adoptar el aspecto de un especulador, y me nombré Venari. Escapé antes de que me descubrieran y me interné en las Fauces. El resto, ya lo sabéis.

Venari (ja!) nos pide que «no digamos nada de su presencia» y ahora sabemos porqué.
Ve y sirve, adalid, pero en silencio.