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Las croquetas que no te comes, acaban siendo Drust.

Los Drust, esos seres malvados que pululan a sus anchas por ciertos bosques, son en realidad croquetas. Pero no cualquier croqueta: son las croquetas que NO TE HAS COMIDO.
El hecho de dejar una croqueta, la última croqueta, abandonada en un plato, es un acto de lo más deleznable. Si alguna vez has cometido tal atrocidad, que sepas que lo vas a pagar muy caro.

Efectivamente – nos aclara un anónimo Kyrirano – veníamos observando un hecho bastante extraño: las almas de los mortales viajan directas a Las Fauces (ya sabes, Enjuiciadora fuera de cobertura) pero hay otras almas que, inexplicablemente, llegan a algunas zonas de Ardenweald y toman forma de Drust.  Hemos intentado ponerle solución, pero nos ha resultado imposible. 

«En Ardenweald intentamos «curar» esas almas afligidas pero es bastante complicado. Algunas de esas «croquetas», como las llamáis, se han convertido en monstruosidades élites y son muy vengativas. Su vida debió ser muy terrible para pagarlo de esta manera«, nos confiesa una de las hadas rándom del Bosque.

Nuestra conclusión es muy simple: NUNCA, bajo ningún concepto, dejes ABANDONADA a la última croqueta del plato. Su venganza podría ser mucho más que terrible.

Ve y come, adalid.