Wow: el teleport de los magos desaparece, todas las clases podrán teletransportarse.

A partir de la próxima expansión, cualquier personaje podrá «teletransportarse» gracias a un objeto que lo cambiará todo.

De entre todos los leaks que están saliendo acerca de la próxima expansión de Wow, hay uno que está revolucionando (aún más) a todos los jugadores: teleport para todos (como diría Iniesta KEK)
Pero, que no cunda el pánico entre los magos y magas de Azeroth, porque nadie va a eliminar esta característica de su clase. Se añade la posibilidad para que el resto de personajes puedan usarlo, mediante un misterioso objeto que, como nos aseguran «cien por cien», estará relacionado con la profesión de Arqueología.

Reconocemos que, últimamente, las profesiones son una mierda están desaprovechadas. Casi no merece la pena craftearse nada, y no hablemos ya de Arqueología. Después de la montura de Eche’ro, no ha salido nada decente. Los jugadores están frustrados, algo completamente normal. Así que vamos a recuperar la gloria de una profesión como se merece, con un objeto tan valioso que haga que TODOS quieran aprenderla y subir de habilidad: el ojo de Sauron, digo, el ojo de Khadgar. Una bola misteriosa que, al frotarla, nos teletransportará a la ciudad que queramos, previo descubrimiento, por supuesto.
(Harrison Jones, arqueólogo)

 

Ve y toca la bola KEK

Khadgar amenaza con volver (otra vez)

El jubilado mago se aburre de estar en Karazán y ya está planeando volver a la acción.

Al igual que los jubilados que se sientan delante de las obras a criticar los operarios que están trabajando, Khadgar se sienta cada día ocho horas delante de su bola de cristal, a ver cómo va el tema de Shadowlands.

Aunque sólo los fantasmas de la vieja torre lo oyen, se pasa el día protestando con frases tipo: «Lo que tenéis que hacer es…» o «así no vais a solucionar nada».

Indignado ante la nefasta gestión que Bolvar está llevando a cabo como «referente» de esta expansión, Khadgar se ha puesto a lavar y planchar su uniforme y, según él asegura, piensa plantarse en Oribos en el próximo 9.1.5

Está claro que no saben hacer nada sin mi; para empezar las piezas legendarias que hace ese forjador de runas no valen para nada. Cuando yo llegue les pondré a farmear 823547 unidades de algún material random que se me ocurra para crearles un legendario; ¡Pero será el que yo quiera! un anillo o una capa por ejemplo. 

Ante la amanaza del regreso del mago, el Kirin Tor, en colaboración con la Horda y la Alianza, ha puesto en funcionamiento un operativo que hará que el mago esté entretenido por Azeroth y no vaya así a meter las narices a Shandowlands.

Desde Blizzard han enviado un mensaje de tranquilidad a todos los jugadores informando que no hay de qué preocuparse, ya que ellos se asegurarán de que el mago no vuelva a dar la turra.

Duras declaraciones de Khadgar: «¡Pues que se busquen la vida!»

Este fin de semana, nuestro equipo de investigación ha decidido visitar a un viejo conocido de Azeroth para ver qué está haciendo tras la caída de la Legión.

En el día de hoy, me presento ante la casa de Khadgar, Karazan. Una torre que da un poco de mal rollo, pero con su dueño tuvimos buen rollito cuando la Legión Ardiente atacó las Islas Abruptas.

Llamamos a la puerta y nos recibe el mismísimo Khadgar en persona (creo que su asistente está muerto), pero con un atuendo un poco peculiar. Nos recibe con una bata de andar por casa, pantuflas y en calzoncillos.

«¡Anda! ¿Era hoy la entrevista? Disculpad si voy un poco cómodo. Es mi casa, ¿sabes? Pasad, pasad».

Conforme nos adentramos en la torre, vemos un notable desorden. Los libros estaban fuera de su estantería, algunos abiertos, otros rotos, otros quemados. Un caos. Conforme nos vamos acercando a la estancia donde pasa el mayor tiempo del día el gran Archimago, vamos notando un olor peculiar. Muy familiar, pero peculiar. Khadgar se sienta en un sofá bastante sucio mientras coge la lata de cerveza enana que tenía a medias en la mesa.

«Sentaos, sentaos. Estáis en vuestra casa».

Observando la notable suciedad del lugar, decido acercarme una silla. La menos sucia de la estancia. De paso, le echo un vistazo al lugar. Ya tengo claro que era ese olor peculiar, viendo las chustas de porro en el cenicero. Parece que el Archimago se ha fijado en mi mirada.

«No te preocupes por eso. Es un poco de Mostacho de Khadgar que me han traído del norte. Ayuda a pensar», nos dice mientras se señala la cabeza.

Esta era mi oportunidad, había que preguntar. ¿Pensar en qué? Ha habido una guerra a nivel mundial, un dios antiguo despertó para arrasar con el planeta y ahora el maldito cielo se ha roto en dos abriendo el velo entre la vida y la muerte. Se nos hace un poco raro que no haya participado.

«A ver, yo vine para estudiar un poco cómo sanar la vida de Azeroth después de que Sargeras le clavara la espada. Pero claro, también me fijé en que allí estaban liados druidas y chamanes para sanar el mundo. ¿Qué podría hacer un simple mago como yo?»

Que se llame a sí mismo «simple mago» después de ayudar a salvar el mundo varias veces, nos hace dudar un poco. Pero bueno. Lo siguiente era preguntarle qué ha estado haciendo realmente durante todo este tiempo.

«Pues ya sabes. Una cervecita por allí, unos buenos mostachos por acá… Para despejar la mente. He viajado incluso a otros mundos, muchacho. Qué menos que descansar un poco».

También nos preguntamos si sabía algo sobre N’zoth o sobre lo ocurrido en Corona de Hielo.

«¿N’zoth? ¿Por eso hace un tiempo vinieron unos locos a aporrear la puerta? Jajajajaja. Pensaba que eran los chiflados del martillo crepuscular. Me dije: ¿Lleva N’zoth miles de años encarcelado y va a salir ahora? SI, CLARO. ¿No me digas que pasó en serio? Pues vaya suerte que no haya querido venir a esta torre».

Perplejos ante el pasotismo del mago, decidimos preguntar por los acontecimientos más recientes, como que el cielo se quebrara. Quizá si habría notado algo.

«Ah, eso»- nos dice mientras señala por la ventana el evidente agujero en el cielo a lo lejos- «Evidentemente tiene pinta de que algo ha pasado con el Rey Exánime, ¿pero eso no es problema de los Caballeros de la Muerte? ¿Qué pinto yo ahí? Que se las arreglen con sus cosas de muerte».

Viendo que no se entera de nada, le contamos más o menos cómo va el tema y todo lo que ha pasado. De paso, aprovechamos para decirle que se ha divisado en Oribos un cuervo, muy similar a la forma que adquiere él gracias a su bastón.

«¡Jajajajaja! Pero chico, ¿para qué quiero ir yo a las Tierras Sombrías? Pues será un cuervo más de por allí, ¿a mi que me cuentas? Además, ya me has dicho que hay muchos héroes allí, que también está Thrall, Tyrande y todos los demás… ¡Pues que se busquen la vida! ¿Acaso tengo que estar yo ahí siempre para salvarles el culo? Anda, anda. Y mira, lo siento, aquí acaba nuestra entrevista porque echan ahora por la tele un programa sobre el deporte favorito de los goblins. Venga, a pastar. Mira que llamarme vago a mi de manera indirecta…»

Y así, el famoso Archimago nos echa de su torre para continuar en su rutina de drogarse y no hacer nada. De momento ni está, ni se le espera por Shadowlands, y menos mal. Porque como vaya con la tajá que lleva, le tendríamos que salvar nosotros a él.

Hasta aquí el reportaje del equipo de investigación de Azeroth. Volveremos con otro personaje célebre de nuestra historia para ver qué hace ahora que no le vemos el pelo.

No, Khadgar no está de vacaciones: está más cerca de lo que piensas.

Durante los acontecimientos previos a Battle for Azeroth, vimos por última vez a Khadgar. El Guardián de Azeroth decidió que no quería saber nada más de la Alianza, ni de la Horda y dejó bien claro que estaba muy cansado de todas las idas y venidas de ambas facciones. Harto de luchar por causas perdidas y puesto que nunca logró que ambas facciones sellasen la paz, el archimago decidió desaparecer del mapa. Muchos jugadores lo celebraron, estaban ya hasta el moño de farmear objetos inútiles, como cristales de variada naturaleza, y otras misiones consideradas «menores». Pero, también existen jugadores que sí echan de menos al carismático mago, y que quieren volver a verlo más temprano que tarde. Una cosa está clara: de una forma u otra, extrañamos a Khadgar.
Pues bien: Khadgar ha vuelto. Se fue un tiempo, es cierto, pero está mucho más cerca de nosotros de lo que nos pensamos. El Pergamino ha realizado una importante investigación para traeros esta primicia y es que Khadgar es, en realidad, Venari. ¿Cómo os quedáis? Con el culo torcido, normal. Nadie lo había pensado, pero si estudiamos a ambos personajes, vemos varios paralelismos entre ellos:

– aparecen en escena para ayudar al adalid, sin importar su facción
– nos piden farmear objetos inútiles, en grandes cantidades
– debemos hacer misiones «menores» para ganarnos su favor
– tienen un sentido del humor «peculiar»

Hablamos en exclusiva con Khadgar:

Cuando desaparecí del mapa, estaba muy desanimado. Tanto esfuerzo invertido, tantas pérdidas por el camino, y las facciones seguían erre que erre con sus batallitas. No pude soportarlo y me marché. Estuve una temporada en la torre de Karazhan, pensando en todo lo sucedido, y pasé muchas horas leyendo viejos libros. Un día me encontré con unas páginas muy curiosas que hablaban de Korthia, un lugar más allá de Azeroth, más allá de todo lo conocido y supe cómo viajar allí. Una vez llegué, vi la luz y descubrí la forma de regresar cerca de los adalides, para ayudarlos otra vez. Gracias a un hechizo de metamorfosis muy complejo, logré adoptar el aspecto de un especulador, y me nombré Venari. Escapé antes de que me descubrieran y me interné en las Fauces. El resto, ya lo sabéis.

Venari (ja!) nos pide que «no digamos nada de su presencia» y ahora sabemos porqué.
Ve y sirve, adalid, pero en silencio.