El cuarto de juegos de Zovaal, descubierto por un jugador.

L.M.C (no podemos dar su nombre completo), jugador de Wow natural de Detroit, ha descubierto uno de los secretos mejor guardados de la franquicia: el cuarto secreto de juegos de Zovaal. Este jugador, amante de los enigmas, buscador de tesoros y descifrador de frases enigmáticas, es todo un experto en descubrir secretos ocultos del Wow. Uno de los más famosos fue la montura «Pesadilla Lúcida», que descubrió junto a su grupo de amigos.

Me flipan esas cosas, en serio. Cuando sale una expansión nueva, siempre voy a saco para descubrir cualquier cosa poco usual, un eater-egg, un secreto, un objeto fuera de lugar… lo que sea. Casi toda mi investigación empieza en la fase de pruebas, pero el verdadero reto es hacerlo con el juego en vivo.

Nuestro amigo sigue hablando, pero no nos interesa mucho lo que dice, hasta que llega EL MOMENTO que da título a nuestro artículo de hoy: el descubrimiento del cuarto de juegos de Zovaal.

Recuerdo que estaba en Korthia, haciendo las diarias, y al pasar junto a una de las cadenas, recordé lo del váter espacial y me dije <tienes que investigarlo>. Así que me subí a todas las cadenas del lugar. Obviamente, me tiraron de todas, excepto de una. Ésta sería la buena, pensé, y seguí a un ritmo lento para no caer. Cuál fue mi sorpresa cuando el final de la cadena entraba directamente a una sala de Torghast, con muchas luces de colores y entonces lo vi: era el cuarto de juegos de Zovaal. Había varias mesas de juego, pude ver claramente un parchís, una oca, un ajedrez, un mapa desplegado con figuritas de Warhammer… Una locura. ¿Que cómo sé que es el cuarto de Zovaal? Hombre, aparte de que había un cuadro enorme con su retrato, le vi ahí sentado, pensativo, frente a una partida de mus. Casi me da un parraque.

Así pues, se descubre uno de los mayores secretos de esta expansión. Si estás pensando en subir por las cadenas, no lo hagas, ya lo han capado.

Ve y juega.

¿Qué función cumplen las cadenas de Korthia? La explicación te sorprenderá.

Si estás haciendo misiones en la zona de Korthia, seguro que te has cruzado con unas cadenas gigantescas y te has preguntado qué pintan en todo esto. Quizás, si eres más observador, te des cuenta de que esas cadenas llevan a Torghast. De hecho, en el tráiler de presentación del 9.1 veíamos a Zovaal «disparando» cadenas y atrayendo ese pedazo de tierra que es Korthia. Pero ahí no queda el misterio de «qué son y qué función cumplen», es por esta razón que hemos traído a nuestro experto de vuelta:

El misterio de las cadenas de Korthia es realmente fascinante. Cuando te cuente qué son en realidad, vas a flipar en colores, y el que avisa no es traidor: recuerda que Elune es una mesa. El Cosmos es tan grande que hasta parece infinito, y en esa infinitud, hay miles de movidas extrañas. Una de las menos conocidas es la del WC cósmico: un mecanismo que, al activarse, traga todo lo que tiene delante. Y pensarás, eso es un agujero negro. Efectivamente, así lo llaman los simples mortales, pero yo sé la verdad. ¿Cómo crees que hizo Zovaal para «desviar» todas las ánimas hasta Las Fauces? Ahí lo tienes. El problema de usar cadenas tan grandes, es que, precisamente en Las Fauces y en Korthia, permanecen visibles y esto es un gran peligro. ¿Qué pasaría si un jugador tirase de esas cadenas?

Desde luego, nuestro experto sabe cómo dejarnos con la boca abierta. Y no, no andaba muy desencaminado con el supuesto que nos planteaba.
De hecho, la pasada madrugada, un jugador tiró de las cadenas y lo que ocurrió a continuación, te sorprenderá. Nuevamente, las ánimas fueron desviadas, pero no hacia Las Fauces, como debería suceder, si no que se han perdido en el Cosmos. Nadie sabe dónde están.

Yo vi las cadenas y me dije, ey, Illidanari, tú puedes, eres súper poderoso, pónte en forma demoníaca y tira de la cadena. Y bueno, hubo un resplandor y PUM! No sé nada más.

Ve y tira de la cadena, pero sin pasarte.

Nuestro experto de confianza.

Regreso triunfal del héroe por excelencia.

Aventurero, busca-broncas, ladrón, profesor… Muchos son los adjetivos que describen a nuestro protagonista de hoy. Y es que nuestro artículo va dedicado a uno de los héroes más grandes que han poblado la faz de Azeroth, y no es otro que Harrison Jones.

Harry, como le llaman sus más allegados, siempre fue un niño curioso amante de juegos de palabras, mensajes cifrados y objetos arqueológicos. A lo largo de los años, ha pasado de ser un niño «rarito» a un «sexy aventurero», pasando por «adolescente busca-líos», «ladrón de tumbas» y «tengo más arena en mis pantalones que las dunas de Uldum». Sin duda, todo un personaje.

Los adalides lo conocen muy bien, ya que se han tropezado con este aventurero en múltiples ocasiones, siendo Uldum el lugar donde más aventuras conjuntas han vivido. Y si además, el adalid es un miembro de la Alianza, podrá encontrarlo en las salas del Castillo de Ventormenta, dando clases magistrales a sus alumnos más aventajados.

Y a ti, que estás leyendo este artículo preguntándote «a mi qué me cuentas de este señor» te comentamos todo esto porque queremos anunciarte ¡EL REGRESO DE HARRISON JONES!

Efectivamente -nos dice Harry con su sonrisa arrebatadora- así es. Ha llegado hasta mis oídos que los adalides están en un remoto lugar lleno de secretos antiguos y objetos enigmáticos y, francamente, no puedo resistirme a una buena aventura, sea donde sea. Llevaba ya un tiempo dedicándome a la enseñanza, pero (entre tú y yo) me falta emoción y adrenalina. Así que he decidido irme a Korthia y descubrir todos sus secretos.

Ve y descubre! 

Harrison Jones en Ventormenta

Harrison Jones en Uldum

Hallada la mayor reliquia del cosmos en Korthia

Ben Miller, un joven norteamericano afincado en Carolina del Sur, ha encontrado una reliquia de incalculable valor en Korthia.

El archivista Roh Suir nos ha encomendado a los adalides la tarea de recuperar todo archivo o reliquia perdido en Korthia. De no ser así, los agentes superintendentes del Carcelero, podrían hacerse con ese conocimiento antes que nosotros y usarlo para cosas de seres malvados (como poner piña en una hamburguesa).

Sin embargo, nuestro protagonista de hoy, el joven Miller, ha encontrado la reliquia de las reliquias, de un valor que no se puede medir. Dentro de unos champiñones autóctonos halló el artefacto, un extraño papiro.

En él, se podía leer en perfecto korthiano lo inimaginable. El documento poseía unas runas doradas en los márgenes que, aparentemente, podían adornar el escrito, pero nada más lejos de la realidad. Esas runas se iluminaron al leer el manuscrito en su totalidad y, de repente, una pluma etérea emergió de aquellas runas, pues éstas se desligaron del documento, para posteriormente materializarse después de un destello de luz, en esa extraña y divina pluma.

El joven Miller, en primera instancia no se dió cuenta del valor de su nueva adquisición, parecía un objeto épico como cualquier otro, pero cuando se lo llevó al Archivista Roh Ruir, éste lo miro ojiplático y le certificó lo que en realidad era aquél documento.

Adalid, lo que tienes en tus manos es un contrato. Si lo firmas, sellarás tu destino a un proyecto que ni yo mismo alcanzo a entender. La pluma tiene un poder latente que me impide discernir con claridad el tipo de magia con la que ha sido concebida. No hay manera de comprobar si la recompensa es buena o mala. — Archivista Roh Suir

Aquellas palabras del archivista avivaron la curiosidad del joven norteamericano. Era evidente que esa reliquia era única. Un objeto aparentemente épico, cercano a uno legendario, pero nadie había datamineado nada semejante. ¿Qué hacer entonces? Firmar o ¿entregárselo al archivista para que lo catalogue y se pierda?

La pluma levitaba al lado del documento, que se movía en sincronía con la posición de la reliquia. Aparentemente, estaba esperando que su nuevo dueño tomara una decisión.

Ben se fijó que, en los bordes de la reliquia, había unas runas aún más pequeñas, al principio eran totalmente invisibles, pues las runas de donde emergió la pluma las tapan por su tamaño. Aquellas runas eran muy distintas, de un color dorado casi transparente, se iban difuminando con el tiempo, poco a poco se estaban “perdiendo”.

Ben se puso alerta, interpretó aquel reciente hallazgo como una cuenta atrás, no podía pensar durante mucho más tiempo qué hacer. Tenía que tomar una decisión, firmar y asumir las consecuencias al aceptar un contrato de un Plano que no entendía, o entregarle aquella reliquia al archivista y aceptar que nunca podría saber la verdad sobre ese papiro.

Al final Ben se decidió, primero dubitativo, pero finalmente tomó aquella pluma mágica, y antes de aquellas runas semitransparente se esfumaran del todo, cerró lo ojos con miedo y firmó.

Una voz resonante se escuchó: “ Tu destino está sellado, adalid de Azeroth”.

Al abrir los ojos, nuestro protagonista se encontró con algo que le dejó ojiplático, no entendía del todo que había pasado, pero su rostro se tornó de incredulidad a emoción.

Felicidades Adalid. En Korthia hay tesoros y artefactos de muchos mundos. No tenía ni idea que algo similar a esto, podría encontrarse aquí. Tengo entendido que en tu mundo esto es importante. Espero que sepas valorarlo con sabiduría. — Archivista Roh Suir

Aquel tesoro aleatorio, aquella reliquia abandonada, era un contrato, un contrato mortal.

Era un contrato de duración indefinida de un curro flipante, un trabajo, en tiempos de crisis. El joven Miller, sin pretenderlo, había encontrado en un juego, la solución económica y laboral que en IRL no pudo.

«Los personajes y hechos retratados en este artículo son completamente ficticios. Cualquier parecido con personas verdaderas, vivas o muertas, o con hechos reales es pura coincidencia.»

El Archivista Roh-Suir abrumado con su nuevo cargo

Nada más llegar a Korthia y después de hacer algunas gestiones de vital importancia, conocemos aun joven Roh-Suir que se le ve un poco verde en esto de las reliquias antiguas de Korthia. El becario en cuestión (aunque el jodio era un erudito) nos pide que busquemos a su mentora, la archivista Roh-Senara.

El tema es que luego nos piden que recuperemos unos fragmentos de un bastón que hace unas movidas muy raras con las reliquias, pero como somos unos McGyver del WoW, nos las apañamos y conseguimos los fragmentos para recuperar el bastón.

Lo que no nos había contado la buena de Roh-Senara es que para arreglar el bastón tenían que “fusionarse” varios espíritus archivistas antiguos y el suyo propio, desapareciendo en el proceso y por tanto dejando al bueno de Roh-Suir con el percal de ser el último Archivista de Korthia.

El pobre sin comerlo ni beberlo se ha quedado al mando de una organización que está en el punto de mira del Carcelero y nos tiene que ayudar a encontrar todas las reliquias y catalogarlas antes de que los agentes del carcelero lo hagan. Vamos que se han pirado y le han dejado todo el marrón a él y por extensión al adalid, claro.

Mira, yo solo vine a Korthia de Eramus. Cuando llegué, este pedazo de tierra se alejó de las fauces por que había mucha movida tóxica y eso. Ahora, el carcelero nos ha atraído de nuevo y encima está todo patas arriba. Si lo se no vengo, con lo bien que estaba en Oribos “con aire sonriente”. — Archivista Roh Suir